Falsas incapacidades por cervicalgia

Falsas incapacidades por cervicalgia

Hablamos de falsas incapacidades por cervicalgia. Obviamente, no estamos hablando de incapacidades severas, sino temporales. Son causa de numerosas situaciones de ausencia en el puesto de trabajo en España a lo largo del año y supone una cantidad —hablamos de millones de Euros— considerable al final de cada ejercicio económico. El problema es que muchas de ellas no son ciertas o incapacitantes y la tecnología biométrica y biomecánica actual permite detectarlas.

Lesiones de cervicalgia. Seamos bienpensados

Debes sospechar una lesión en la cabeza, el cuello o la columna vertebral si cumples alguno de los episodios más generales como por ejemplo:

  • Estuviste involucrado en un accidente automovilístico o sujeto a otra fuerza significativa
  • Te lesionaste como resultado de una caída desde una cierta altura.
  • Llevas un casco de seguridad que está roto.
  • Te quejas y padeces de dolor de cuello o espalda.
  • Tienes hormigueo o debilidad en las extremidades.
  • No está completamente alerta o despierto, te sientes adormecido, fatigado…
  • Estás lesionado y pareces ser frágil o presentar una fuerza propia de alguien mayor de 65 años.
  • El caso de un niño menor de 3 años con evidencia de una lesión en la cabeza o el cuello

En todos esos casos, no será raro que tu médico te extienda una baja laboral hasta ver cómo mejora esa situación de lesión. Entonces ¿de qué estamos hablando en este post?

Falsas incapacidades por cervicalgia

Hablamos de falsedad en el paciente, cuando afirma padecer dolores que no padece o cuando exagera su intensidad con miras a obtener una baja laboral que le permita disfrutar de unos días de asueto. Si tú padeces realmente esta dolencia no te sientas identificado/a, no hablamos de tu caso ni de ti.

La gran pregunta trasfondo aquí es ¿podemos saber si una persona está fingiendo ciertos dolores, molestias o la intensidad de los mismos en una patología cervical o lumbar? Antonio Vázquez, director de Biónika Estudios Biomecánicos nos da la siguiente respuesta: «Sí, podemos saberlo. Cuando una persona padece una lesión muscular o esquelética esto da lugar a unos movimientos reflejos, inhibiciones cinéticas, que la musculatura pone en marcha para protegerse de ese dolor que le causa lesión. Esto está pilotado por el sistema nervioso simpático, por lo que no se puede controlar y, por tanto, tampoco se puede imitar ni fingir.»

Los centros de estudios biomecánicos más dotados tecnológicamente —y las mutuas aseguradoras mejor equipadas— pueden someter al trabajador a una valoración biomecánica en la que instalan una serie de sensores sobre la región afectada por lesión y solicitan al paciente que realice una serie de movimientos sencillos —como los que hacemos en una vida normal— mientras el software solidario a los sensores va registrando la actividad muscular.

La persona deberá elevar varias pesas de diferente peso (ninguna propia de un hipertrofiado culturista) y colocarlas en una mesa situada a su lado, tras ella etc. Si existe lesión, su musculatura realizará ciertos encogimientos, contracciones etc. para protegerse de ese movimiento que no pueden ser fingidas.

Al final del sencillo e indoloro análisis, el software nos podrá decir «si estamos ante un paciente colaborador o no con la prueba realizada, es decir, si está exagerando o no los movimientos, sin margen de error, ya que las respuestas involuntarias del SN son conocidas e involuntarias» concluye Vázquez.

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